by on May 2, 2024
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A estas trufas les agrego Whisky pero es completamente opcional, se puede evitar o reemplazar por otra bebida alcohólica a gusto. Y mira, doble uso por el mismo precio: "aprovecharás más la trufa si les rayas unas láminas por encima una vez estén templados". » corren de puerta en puerta de un extremo a otro de aquella calle que antaño se llamaba la calle Mayor, y todo el mundo dice a su vecino que llueven luises de oro, dando a entender con esto que saben lo que un rayo de sol o lo que una lluvia oportuna les vale. Allí podéis ver un comerciante de duelas sentado a su puerta y dando vueltas a los pulgares mientras habla con su vecino; y, a juzgar por las apariencias, diréis que no posee más que malas duelas y tres paquetes de latas; pero en el puerto, su taller, lleno, provee a todos los toneleros de Anjou, y, duela más, duela menos, este hombre puede deciros para cuántos toneles tendrá si la recolección es buena: un rayo de sol le enriquece, una tormenta le arruina, y en una sola mañana puede ponerse a once francos el tonel que sólo vale seis.

Después de seguir las sinuosidades de este camino pintoresco, cuyos menores accidentes despiertan recuerdos y cuyo efecto general tiende a sumir a uno en maquinal meditación, se ve un sombrío hueco en cuyo centro se esconde la puerta de la casa del señor Grandet. El señor Grandet dejó los honores municipales sin ninguna pena, porque ya había hecho hacer en interés de la villa excelentes caminos que conducían a sus propiedades. La laguna mayor, llamada de Cautin, trae su oríjen de un caballero de este apellido que le hizo abrir un desagüe para incrementar el caudal del arroyo referido, a fin de que pudiese dar movimiento a un molino establecido cerca de la ribera del mar. Napoleón no quería a los republicanos y reemplazó al señor Grandet, reputado de haber llevado el gorro frigio, por un gran propietario, un hombre cuyo apellido iba precedido de partícula, un futuro barón del Imperio. El señor Grandet gozaba en Saumur de una reputación cuyas causas y efectos no pueden ser perfectamente comprendidos por aquellas personas que no han vivido poco o mucho en provincias.

El pueblo de Saumur dedujo el valor de las economías por las rentas de los bienes inmuebles. Los sábados por la tarde, durante el buen tiempo, os sería imposible adquirir cinco céntimos de mercancía en las tiendas de estos honrados industriales, pues todos tienen su viña o su quinta y se van a pasar dos días al campo. El señor Grandet, al que la Providencia quiso sin duda consolar de su desgracia administrativa, heredó sucesivamente durante este año a la señora de la Gaudiniere, madre de su mujer, al anciano de la Bertelliere, padre de la difunta, y a la señora Gentillet, abuela materna suya: tres herencias cuya importancia no conoció nadie, pues la avaricia de estos tres ancianos era tan grande, que hacía ya mucho tiempo que amontonaban su dinero para poder contemplarlo secretamente. Grandet, provisto de su fortuna líquida y de la dote de su mujer, unos dos mil luises en oro, se fue a la capital del distrito, y allí, mediante doscientos dobles luises que ofreció su suegro al feroz republicano que vigilaba la venta de los bienes nacionales, obtuvo legalmente, aunque no legítimamente, por un pedazo de pan, los viñedos más hermosos de la comarca, una antigua abadía y algunas granjas.

Cierto que, en este apartado, para que mis denuncias y soluciones merezcan credibilidad, es necesario haber alcanzado la interpretación cabal de la lengua ibérica, y para probar, aunque sea sucintamente, el logro alcanzado, remito al lector al contenido de mi conferencia Interpretación de la lengua ibérica en el curso del V Congreso sobre el origen del euskera celebrado recientemente en Arteaga (Vizcaya). Aunque existen muchos, aquí comentaremos los más útiles para pequeñas cantidades. Este acontecimiento tuvo lugar en 1806, época en que el señor Grandet frisaba en los cincuenta y siete años, su mujer en los treinta y seis y su hija única, fruto de sus legítimos amores, en los diez. Sin embargo, en torno al 90% de la producción nacional se vende fuera de España y en muchos casos como trufa francesa en lugar de española. Igualmente, formamos parte del Grupo Operativo Pinea, que tiene por objeto recuperar la producción del piñón en España mediante la aplicación de técnicas de gestión innovadoras en la lucha contra el chinche del piñón (Leptoglossus occidentalis). En este sentido, Fernando Martínez-Peña, director del Instituto Europeo de Micología, asegura que "La truficultura en Castilla y León tiene un alto potencial, pero se enfrenta a retos como: la vertebración y profesionalización del sector, la adaptación de los sistemas productivos al cambio climático, la educación del consumidor frente a fraudes y los aromas de imitación, y la necesidad de acometer una promoción conjunta que aumente la demanda y popularización del consumo de la trufa y el atractivo turístico de los territorios de producción".
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